La 11ª Bienal de Arte de Lanzarote entra en su recta final tras seis meses de andadura. Durante este tiempo se han llevado a cabo cuatro exposiciones colectivas y tres individuales, junto a otras actividades paralelas que incluyen proyecciones, ciclos de conferencias o mesas redondas.
“Tras su exitoso arranque en septiembre en el contexto de la memoria histórica y una segunda fase, sobre inmigración y fronteras, la Bienal regresa, en su tercer y último tramo, con la mujer como eje central”, señalan desde la organización. En palabras de la presidenta del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo: “de una manera crítica, se centra en los problemas reales y actuales que afectan a la humanidad desde una perspectiva inclusiva y radicalmente democrática”.
Una programación de “profundo contenido social, vinculada a principios como la igualdad y el respeto a la diversidad, que corre a cargo de su director, Adonay Bermúdez, visibilizando problemáticas estructurales que la sociedad debe abordar de manera imperiosa, con la participación de doce mujeres artistas y Semíramis González como comisaria”, explican desde el Cabildo.
Lanzarote, alejada físicamente de los grandes centros de arte peninsulares, se convierte, en este mes de marzo, en el centro neurálgico del panorama artístico y trasciende sus fronteras insulares con propuestas de gran calado artístico y artistas de reconocimiento internacional.
Las palabras que aún no poseemos
“La ruptura del silencio patriarcal, la idea que obsesionaba a la escritora Audre Lorde en su obra La hermana, la extranjera es el punto de partida de esta muestra colectiva comisariada por Semíramis González y que cuenta con obra de Marina Vargas, Carmela García, Shadi Gharidian, Doris Salcedo, Martha Rosler, Julia Galán y Agnes Essonti“, explican desde la Bienal de Arte de Lanzarote.
Las obras presentes en este proyecto fluctúan desde perspectivas y momentos muy diversos, desde obras históricas a otras totalmente actuales, pero tienen en común su discurso y capacidad de visibilización de los silencios que han condenado las vidas de las mujeres durante décadas. “Una exposición que aborda el racismo, las opciones sexuales o los cánones de belleza. Las palabras que aún no poseemos, reivindica, además, la imagen como otra forma de comunicar para visibilizar, para denunciar y para transformar el mundo”, señala la organización.