La violonchelista y compositora polaca Dobrawa Czocher presenta su álbum de debut “Dreamscapes”. En él, la autora transporta a los oyentes a un viaje por el inconsciente, explorando a través del sonido la magia y el significado de los estados inconscientes.
Desde siempre, los sueños han fascinado a los artistas y han inspirado sus proyectos creativos. Cómo estas ficciones de la mente inconsciente pueden parecer a la vez fantasmagóricas y reales, o cómo son capaces de retorcer, doblar y expandir el propio tiempo,
“Dreamscapes” abre amplios y espaciosos sonidos que aluden al acto de dormirse y al proceso de entrar en el mundo de los sueños con toda su maravilla y misterio ilimitados. La música atrae suavemente a los oyentes a este universo alternativo, con motivos repetitivos, arpegios improvisados, misteriosas líneas de bajo y glissandos que pintan paisajes cada vez más fantásticos para ir más allá de lo visual y poder tocar y reflexionar sobre sentimientos profundos.
Además de crear ricas atmósferas, colores y texturas, Dreamscapes es, también, un trabajo complejo y con múltiples capas, que ofrece una visión caleidoscópica de motivos musicales dinámicos que producen, unas veces, un efecto dramático y desconcertante, y otras, alivio y lirismo. El cello de Dobrawa tiene una voz clara que, aunque efímera y fugitiva, apunta a la veracidad que pueden proporcionar los sueños, sumergiendo a los oyentes en un profundo trance.
Con 30 años, Dobrawa Czocher cuenta ya con una dilatada carrera musical. Tras licenciarse en la Chopin University of Music de Varsovia y la Hochschule für Musik de Detmold, pasó a ser miembro de la Junge Deutsche Philharmonie y, más tarde, violonchelista principal de la Neue Philharmonie de Berlín y solista de la Filarmónica de Szczecin. Fue junto a la pianista Hania Rani, cuando se aventuró por primera vez en la composición en el proyecto “Biała flaga”. A este trabajo le siguió “Inner Symphonies”, publicado por Deutsche Grammophon, y, más recientemente, “Dreamscapes” en el que muestra lo cómoda que se siente oscilando entre la música clásica y la contemporánea.
Dobrawa Czocher: Violoncello y electrónica
Ildefonso Aguilar: Visuales
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